miércoles, 9 de septiembre de 2015

De Nuevo Otoño, esta vez en Cantabria


Aquí, en el sur de Cantabria, el otoño no es tan impresionante como en los bosques atlánticos que crecen en la vertiente norte de las montañas cantábricas. Sin embargo, las hojas amarillentas de las choperas introducen una nota de color que contrasta con los verdes y los ocres de los bosques de tocio Quercus pyrenaicus. Durante el otoño y el invierno son frecuentes las nieblas matinales sobre el valle, debido a las inversiones térmicas. Aunque el clima gélido se extiende durante un largo periodo de tiempo, la fauna de mamíferos sigue en plena actividad.  Al amanecer se pueden ver corzos, zorros y gatos monteses. Por la noche deambulan ginetas, jabalíes y garduñas. Todo un mundo por descubrir.


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miércoles, 2 de septiembre de 2015

Un Reyezuelo Hermoso


En el año 1973 el economista alemán Schumacher publicó un libro con el título de esta entrada. Hablaba de un sistema económico insostenible, basado en el crecimiento desmesurado. Cuarenta años después muchas de las ideas desarrolladas en ese libro están de plena actualidad. Me acordé de este texto cuando fotografiaba a este minúsculo reyezuelo listado, de apenas 7 gramos de peso. Aún cuando es una especie abundante y confiada, su pequeño tamaño, su gran movilidad y la costumbre de moverse entre las ramas de arbustos enmarañados, hacen que sea difícil obtener imágenes de calidad. A este ejemplar lo congelé a 1/800 y a pulso cuando regresaba a casa. Realmente me parece una especie de gran belleza, un auténtico tesoro, desconocido para la mayor parte de la gente.
Aunque fotografiar especies emblemáticas, como grandes rapaces o aves raras, produce grandes satisfacciones y, a menudo, exigen un gran trabajo previo, captar imágenes de estos pequeños pajarillos también me resulta reconfortante.


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lunes, 31 de agosto de 2015

Un Triton De Color Plateado


El tritón palmeado es la especie de tritón más abundante en Cantabria. Vive en riachuelos y pequeñas lagunas desde el nivel del mar hasta alturas considerables en la Cordillera Cantábrica, muchas veces en compañía del más escaso tritón alpestre. En el jardín de mi casa construí hace años una pequeña charca y ahora estos inquilinos se encuentran dentro de ella dedicados a actividades amorosas. Estos animales son difíciles de fotografiar en su medio natural y, a menudo, se utilizan acuarios que, además, realzan sus tonalidades y coloraciones. Sin embargo, en muchas fotografías se aprecian las típicas piedras de cuarcita del fondo o vegetación exótica de la que venden en las tiendas de acuariofilia. Para evitar este entorno artificial se me ocurrió fabricar un acuario especial, muy estrecho, reciclando unos cristales de unas ventanas que cambié de una habitación. Además, introduje ramas en proceso de descomposición y hojas marchitadas de árboles caducifolios, tratando de crear un hábitat similar al que suelen ocupar los tritones. Este es el resultado.


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miércoles, 12 de agosto de 2015

El Torcecuello dificil de ver


Hace unos días caían las últimas nevadas en la comarca de Bricia, al sur de Cantabria. Ante la imposibilidad de montar el hide por el fuerte viento, opté por intentar fotografiar a los pájaros que por allí deambulaban desde el coche. Junto a un pequeño seto al borde de una parcela dedicada al cultivo de cereal, fueron desfilando gorriones chillones, escribanos cerillos, pinzones, tarabillas y collalbas. Repentinamente apareció un torcecuello que salió de no se sabe dónde y, aunque el entorno es  mejorable, pasé un rato bien entretenido con el comportamiento de este miembro aberrante de los Pícidos. En esta comarca, donde se alcanzan los índices de diversidad aviaria más altos de Cantabria, es aún una especie común, pero en la franja costera, donde vivo, el torcecuello está virtualmente extinto.
Ese mismo día, en el páramo de La Lora, con viento fortísimo, temperaturas de 0º C y con nevadas frecuentes, fotografié a la abubilla de la imagen de abajo. Viéndola en ese ambiente tan gélido pensé si no se estaría preguntando quién la mandaría volver de África.


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miércoles, 5 de agosto de 2015

El Ciervo Y Su Brama

Con la pronta llegada del Otoño, y después del verano caluroso en tierras extremñas, es hora de volver a coger los bártulos y disfrutar de esta estación del año  que a mi particularmente me llena de satisfacción. Los colores otoñales en bosques y laderas nos abrirán los ojos a una nueva etapa en la que algunas especies nos dejaran como, los alimoches, cigüeñas negras, águilas culebreras, calzadas, milanos negros, abejeros y un sin fin de pajarillos estivales, entre otros. En su lugar recibiremos impacientes a otras especies invernales, como gullas, ánsares comunes, fringílidos, alondras, currucas, zorzales, etc. Asimismo comienza el ciclo vital en otras especies, como algunos mamíferos, pero especialmente dedicaré este espacio a una especie que llena estos días el campo con sonidos incesantes en busca del amor, el ciervo común.

Nuestro protagonista, habitual en montes y sierras no dejará noche sin su llamada característica, con el compromiso de darlo todo por encontrar un harén de hembras a las que fecundar una vez haya campado a sus anchas por las umbrías y  laderas del bosque mediterráneo. No sin antes haber competido en brama con otros miembros de su especie que alzaran su voz al viento gélido para retar con su cornamenta a todos aquellos contrincantes que se crucen en su camino, con ánimo de conquistar antes que el a sus congéneres del sexo opuesto. Es por tanto la berrea del ciervo, un anuncio de amoríos y peleas con múltiples estruendos de cornamentas encontradas en cualquier llano del monte y que anunciaran que el más fuete encontrará una manada de hembras listas para convertirse en sus fieles compañeras, dando su  fruto en forma de cervatillos una vez llegada la primavera.


Los grandes y armados machos de Ciervo, deambulan de un lado para otro en estas fechas lanzado bramidos y olisqueando  la cercanía de las hembras en celo. Antes de ello, tendrán que afianzar y ganarse el favor de sus compañeras, que esperaran reunidas junto a los vástagos ya creciditos y que pronto vagaran solos por los montes plagados de peligros una vez terminada la época de amores, pero antes tendrán que aprender de sus mayores, que altivos ante tanta belleza cuadrúpeda, exhibirán su cornamenta bien formada para deleite de las admiradoras ansiosas de encontrar un buen ejemplar que de fruto a su vientre pasados unos meses. Las reuniones entre hembras adultas por tanto será el escenario donde encontrar el amor de unos y otros, pero solo uno se alzará con el placer de sus encantos.
Exhaustos por tanta batalla, los grandes machos que obtuvieron recompensa dejaran su semilla para que las hembras preñadas acaben su labor de traer al mundo a los futuros héroes. Por su parte los grandes machos irán poco a poco perdiendo el interés y seguirán su camino al abrigo de las lomas tupidas de matorral, como si intuyeran que después del placer llegará el momento de enfrentarse al peligro que les acecha tras el tronco de una encina o alcornoque, y sabedores de que tendrán que ser astutos antes de  encontrar el desgraciado fin de sus días ante una mira telescópica que apuntara directamente a su corazón si depone de un buen trofeo para adornar algún que otro caserío, no obstante el mas fuerte sobrevivirá, y volverá de nuevo a otro año a demostrar su fortaleza con ese ronco sonido que a todos nos sobrecoge, la brama del Ciervo.




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lunes, 3 de agosto de 2015

Ambiente Natural En Otoño

Llega El Otoño


A veces, no está demás colgar algunos bártulos y coger objetivos más pequeños aprovechando la llegada del colorido otoño. Son muchas las oportunidades paisajísticas que nos ofrece esta estación del año en Extremadura y otros lugares de la geografía española, pero yo me centrare en las cercanías de mi población para desplazarme por entornos conocidos y fugazmente coloridos.
La idea es dejar de momento los grandes objetivos, las esperas y los hides.  Disfrutando de un paseo por el campo con tres de nuestros cinco sentidos a tope, la vista, sin dejar de observar el multicolor paisaje con tonos ocres y verdes que nos muestra la otoñada, el oído, pendiente de esos sonidos que invaden el gélido amanecer vespertino llenos de acústica melodía que nos acompañara por caminos alfombrados de hojas de roble, castaño y otros árboles de hoja caduca que bien se pueden mezclar con el trino de los pajarillos que conforman este biotopo. Como puedan ser herrerillos, petirrojos, carboneros, trepadores, arrendajos y otras especies del bosque caducifolio. Por último el olfato, que desarrollara en la pituitaria un característico olor a humedad y vegetación, desarrollando en nuestro cerebro una sensación de sabores afrutado invitándonos a tocar y palpar el musgo que se desarrolla en troncos y rocas que fueron en otro tiempo incoloras. Las setas que abundan por estos lugares nos invitan a degustar sabores relacionados con el bosque, eso sí, siempre estando muy seguros de lo que nuestros ancestros micólogos nos han transmitido para no dudar del placer de este arte culinario. Por todo eso a final serán cinco los sentidos que desarrollamos en esta época del año. El otoño.

Buscando flora colorida en Otoño

Como es normal, para una jornada paisajística en otoño, lo principal es intentar buscar las mejores luces. Desde el punto de vista fotográfico será lo que nos interese para sacar el máximo partido a nuestra cámara. Para ello y dependiendo de la climatología nos apresuraremos a los lugares escogidos a primeras horas para intentar arañar al Sol, los primeros rayos de luz sobre la arboleda. Si tenemos suerte con el día y es así como amanece, es posible que cuando los primeros rayos solares incidan en ciertos lugares levanten cortinas  de vapor de agua convirtiéndolas en finas nebulosas que escaparan entre la hojarasca y ascenderán levemente por los finos troncos del robledal, dejando paso a escenarios monocromáticos mezclados con el inconfundible colorido de las hojas verde-amarillas que los castaños, robles y melojos sueltan sin cesar y que planean por la espesura hasta tapizar el húmedo suelo del camino que nos precede.

Será pues buen momento para preparar el trípode, y nuestra compañera de viaje, la cámara que inmortalizara esos momentos únicos que nuestra retina no puede congelar. Previo a esto habrá por tanto que  tener estudiado el itinerario y los encuadres pertinentes para no perder la ocasión de disfrutar de tal espectáculo. Si no es así, la jornada a medida que pasa el día nos irá llevando a múltiples lugares repletos de posibilidades, arroyos, gargantas y senderos, nos invitaran a detenernos y escuchar la voz del bosque acompasada de trinos que al viento lanzan su música y que llevara hasta nosotros dirigidos magistralmente por las hadas del bosque. Es así como pondrán una nota musical en nuestra mente a todas aquellas instantáneas que posteriormente visualizaremos en nuestro monitor y que nos recordaran sin duda lo placentero del otoño mágico.







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viernes, 31 de julio de 2015

Fotos De Paisajes Con Nebulosa

No recuerdo la última vez que salí al campo sin mochila, sin prismáticos, y sin bocata para el medio día, pero si recuerdo la última vez que aún llevándolo no salí del coche. La mañana despuntaba fría, nebulosa y poco apetecible para pasear por el campo. Pero que corcholis, me había despertado aún sabiendo que la mañana no me iba a deparar una jornada soleada para deambular por los bosques del norte de Extremadura.
Mi primera intención al despuntar el alba fue pensar que no tendría posibilidades ninguna de sacar los cacharros y afotarlo todo. Pero quería parar el reloj en esos momentos en que el tiempo no juega a favor, es más me da exactamente igual que las señales horarias me interrumpan con ese sonido metálico que nos devuelve a la realidad de la vida cotidiana. Pero que leches, hoy solo quiero admirar el paisaje y sentirme libre. El rocío impregna mi cara del líquido elemento que me recuerda al invierno asomando en el horizonte, pero yo a lo mío, no puedo perderme el espectáculo que tengo ante mis ojos.




Miro de un lado para otro según avanza el vehículo por tierras conocidas pero poco exploradas, mi mente se detiene por un instante, intentando reconstruir lo que mi cerebro no puede interpretar. Es cuando decido sacar la cámara para que me ayude a mirar lo que mis ojos por si solos no pueden ver. En efecto, el encuadre del visor me deja ver mas allá de todo eso, señalándome lo inusual de un paraje agreste y desmedido como el que acabo de encontrar. Que preciosidad, que lugar, que entorno, que desgraciado me siento por haber tardado tanto en encontrar el paraíso otoñal que  se cierne ante mi ciega mirada.
Yo que amo las aves, su comportamiento, su colores, sus formas y su biología, me doy cuenta que ellos deambulan por estos lugares, mucho antes de que yo los encontrara. Me siento un niño con zapatos nuevos, después de haberlos destrozado junto a mis amigos en busca de aquel rincón que gustaba frecuentar, pero que no me dejaban andar mas allá de que lo que mis piernas deseaban llevarme. Que difícil es mirar y no observar. La imaginación nos traslada mas allá de lo posible cuando nos sentimos tristes o decaídos, pero nada como encontrar la verdad en parajes perdidos y rodeados de silencio y recuerdos de antaño. El bosque es así y a veces la niebla no nos deja ver la lejanía, pero maldita sea, que lugares para soñar y perderse por un rato.





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