Recuerdo de niño, que las gentes del campo juzgaban al zorro como una animal alimañero y destructor de las especies cinegéticas, conejos, perdices, codornices, etc. Contaban historias de cómo colocar los cepos y trampas para acabar con estos individuos del monte y los cotos de caza. Hasta cierto punto llegaba a creer que era un ser destructor de los animales que campaban a sus anchas por la dehesa que tanto frecuentaba cerca de mi ciudad. En una de esas salidas se me cruzó uno de estos odiados mamíferos por los cazadores, me echó una mirada rápida y de un salto se metió en la espesura del monte, me quedé estupefacto y a la vez desairado por no haber tenido más tiempo de admirar su semblante y recordé lo que las gentes del lugar contaban de ellos. Pero no podía dar crédito a las palabras malsonantes que decían sobre este animal, después de haber contemplado por un instante su silueta. Me pareció por entonces el animal más bello y elegante que había visto nunca y que su mirada no se correspondía con su fama.
Años mas tarde y algo mas instruido en las lides del campo en cuanto a naturaleza se refiere, buscaba en mis paseos rastros y huellas de todo lo que me acompañaba por esos senderos que tanto me gustaba frecuentar, sobre todo por los caminos menos frecuentados de Monfragüe. Los pajarillos y algunas rapaces se dejaban ver ante mis prismáticos, y lo anotaba todo con minucioso cuidado para recordar algún día esas experiencias. Mis encuentros desde entonces con el zorro fueron en aumento y a veces me quedaba cuando me lo permitía la distancia observando su elegante movimiento acompasado de su cola, en búsqueda de pequeños roedores o algún otro mamífero que le procurara sustento. No pude imaginar viéndolo en sus correrías camperas, que este animal tan bello fuera un destructor de la vida animal, comprendía que su inteligencia a la hora de cazar era más que eso, un mero asesino de animales del campo. Con su tamaño tendría que tener suficiente apresando una pieza pequeña para pasar el día, y tampoco lo veía cazando por el simple hecho de matar. Mi mente se retrotraía a otros tiempos donde algunos cazadores escopeta en mano, se disponían a acabar en una batida con todo aquel que no respetara la veda, y me daba cuenta que los verdaderos alimañeros eran mis propios vecinos que ansiaban llenar el morral de conejos y perdices, no respetando la verdadera vida de los animales que controlaban la selección natural y que simplemente mataban para sobrevivir. Es cierto que esta especie suele tener varias camadas y que se haya sentido perseguido por ello, pero si no hay alimento no hay nacimiento, y nosotros mismos inconscientemente hemos contribuido a ello, no dejando a la naturaleza hacer su trabajo. Mi amigo el zorro, es cazador y oportunista si, pero es el único mamífero en todas sus categorías que habita en prácticamente todo el mundo. ¿Por que será?
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