Los rebecos cantábricos son frecuentes y muy confiados en el PN de Picos de Europa. Sin embargo, las poblaciones localizadas en otras áreas montañosas de Cantabria son animales más esquivos y difíciles de fotografiar. El macho de la fotografía se encuentra pastando en la ladera norte de la Sierra de Cordel, en Alto Campoo. Esta vertiente, de pendientes abruptas excavadas por varios glaciares hace miles de años, ofrece buenas condiciones en verano para la alimentación de estos animales, debido a que la radiación solar es menos intensa (los pastizales soportan así mejor la sequía estival) y las laderas son inaccesibles para el ganado vacuno.
Los rebecos que habitan este cordal constituyen la población natural más oriental de este endemismo cantábrico. En otoño e invierno algunos ejemplares se observan de forma esporádica más hacia el este, en las proximidades del puerto de Palombera.
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